Familias homoparentales: Tiziano Ferro protege sus derechos y los de sus hijos no regresando a Italia

El famoso cantante italiano Tiziano Ferro anunció recientemente su divorcio de su marido. La noticia causó un gran revuelo en los medios de comunicación, no sólo por un frívolo afán de cotilleo, sino también porque volvió a llamar la atención pública sobre la cuestión de los derechos del colectivo LGBTQIA+ y, en particular, sobre la homoparentalidad.

Debido a la legislación italiana, Ferro no pudo registrarse como padre de sus hijos en el consulado italiano porque la gestación subrogada sigue considerándose un delito en Italia (aunque las parejas del mismo sexo pueden acceder a la unión civil, pero no al matrimonio, no pueden acceder a los procesos de filiación). Dada esta imposibilidad, los hijos de Tiziano no tienen pasaporte italiano y a todos los efectos sólo son considerados ciudadanos estadounidenses, por lo que no podrán regresar con él a Italia.

Ya en 2022, Tiziano Ferro, residente en Los Ángeles, había declarado que no quería volver a su país de origen con su familia porque, de este modo, sus hijos tendrían «derecho solo a la mitad de la patria potestad aunque haya dos personas que puedan ocuparse de ellos», añadiendo que «traerlos con pasaporte italiano sólo tendría desventajas».

Esta situación puede complicar considerablemente el proceso de divorcio y custodia de los hijos, que presumiblemente tendrán que someterse a la legislación y tribunales norteamericanos para determinar el régimen de visitas, el tipo de custodia y el país en el que residirán, teniendo siempre en cuenta el interés superior de los menores.

A la luz de la actual situación legislativa y del clima político en Italia, es fácil llegar a la misma consideración: en Italia, las parejas homosexuales, en particular las formadas por dos hombres, y sus hijos, carecen de protección.

Hoy en día, a falta de intervención legislativa, los municipios italianos deciden de forma autónoma, caso por caso, si transcriben certificados de nacimiento extranjeros y si incluyen en el documento tanto al progenitor biológico como al progenitor de intención.

En caso de negativa, la pareja tiene la opción de recurrir al tribunal, sin tener ninguna certeza sobre si se accederá a la solicitud.

La situación, a partir de enero de este año 2023, se ha complicado aún más debido a una directiva ministerial a los alcaldes que ha impuesto la suspensión del registro de los certificados de nacimiento de los hijos de parejas homogéneas sobre la base de una sentencia del Tribunal de Casación Italiana de diciembre de 2022, según la cual – en el caso de gestación subrogada, considerada «contraria al orden público» – el progenitor de intención, puede recurrir a la adopción (institución jurídica regulada por la Ley 184 de 1983 en Italia) en casos especiales para tener el reconocimiento legal del parentesco con el niño,

Por lo tanto, ya no será posible actuar administrativamente, acudiendo a los distintos municipios, para obtener la inscripción de las partidas de nacimiento, sino que será necesario proceder judicialmente, siguiendo un camino ciertamente más largo, costoso y carente de certeza.

Ahora más que nunca, por tanto, ante la propuesta del gobierno italiano de centro-derecha de convertir en delito universal la gestación subrogada (considerada ya un delito en Italia desde 2004) y ante la imposibilidad de las parejas del mismo sexo de recurrir a la adopción, a una pareja masculina que desee tener un hijo sólo le queda la opción de abandonar Italia.

Este caso es sensiblemente diferente al del cantante español Miguel Bosé, cuyos hijos nacieron fuera de España por gestación subrogada. A pesar de ello, los hijos de Miguel Bosé fueron reconocidos como hijos suyos en España, por lo que cuando el cantante y su marido se divorciaron, Bosé consiguió en los tribunales la custodia completa de sus hijos biológicos, con los que ahora vive en México. A Tiziano Ferro le esperan muchas incógnitas debido a una legislación en la que, por desgracia, los derechos de las personas LGTBIQIA+ vuelven a ser menospreciados y no equiparados a los de los heterosexuales.

Incluso si Tiziano obtuviera en Estados Unidos la custodia de los niños y los trajera a Italia, se encontraría con muchos problemas para obtener el reconocimiento legal de su papel como padre en este país, especialmente si no es el padre biológico de uno o ambos niños.

Por tanto, una vez más se pone de manifiesto cómo, en un mismo paisaje europeo, las protecciones y los derechos civiles pueden diferir en número e intensidad, incluso en países tan próximos culturalmente.

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